A pesar de los diferentes esfuerzos
que se han ido haciendo por mantener la honestidad y rigor científico, de vez
en cuando salen a la luz diferentes conductas que reciben el nombre de fraude científico.
En los últimos años son varios los
organismos que llevan a cabo labores de control de la actividad científica:
Oficina de integridad en investigación, Food and drug administration de los
Estados Unidos, que ha definido el fraude científico como: “ el registro y/o
reporte intencional de información o de datos prefabricados , falsos o
delusorios dentro de las actividades pertinentes al negocio, al proyecto o al
estudio, así como también al hecho de retener información o datos de reporte o
que se haya intencionalmente registrado, reportado o retenido la información
como resultados de un acto de
crasa negligencia”.
Jubson, H.F (2006) en “ Anatomía del fraude científico”
hace un análisis de los diversos fraudes científicos que han tenido lugar en
diferentes ámbitos. Hace un recorrido desde fraudes históricos en los que se
vieron involucrados investigadores como newton, Pasteur, Darwin o Freud hasta
casos más actuales como el caso Baltimore, uno de los mayores fraudes científicos
en EEUU, en el que se vió involucrado por actividades fraudulentas de sus
colaboradores y que influyeron decisivamente en su imagen y posterior actividad
investigadora.
Otro tipo de fraude
científico es el fraude producido en el caso Socal.
Socal, profesor
de física de la Universidad de Nueva York, envió un artículo pseudocientífico
para que se publicase en la revista Social Text. Pretendía comprobar que
una revista de humanidades publicaría un artículo con incongruencias, siempre y
cuando sonara bien o apoyara los prejuicios ideológicos de los editores contra
las ciencias exactas. El artículo fue publicado y sostenía la tesis de que la
gravedad cuántica era un constructo social, que la gravedad existe sólo porque
la sociedad se comporta como si existiera, por lo tanto si no creyéramos en
ella no nos afectaría.
El mismo día de
su publicación, Sokal anunciaba en otra revista, Lingua Franca, que el
artículo era un engaño.
Los editores de Social Text
argumentaron que el artículo de Sokal "Transgressing the Boundaries:
Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity" fue una traición
fraudulenta de su confianza.
Además , en ese
momento la revista no hacía la habitual revisión científica por pares académicos
(práctica para verificar la validez del artículo), debido a que los editores
consideraban que una política editorial más abierta estimularía una
investigación menos convencional de la que es usual entre los científicos.
Los editores de la revista han
argumentado, además, que la revisión científica por árbitros académicos no
necesariamente sirve para detectar el fraude intelectual.
Posteriormente,
SOCAL y Bricmont escribieron “ Imposturas intelectuales en las ciencias
sociales”, donde intentaron ampliar y argumentar más sus posturas.
Otro escándalo
similar ha sido el del físico Schön, quien recientemente ha engañado a
publicaciones científicas de primera línea, sometidas a revisión por pares tan
prestigiosas como , Science, Nature o el o el Physical Review journal.
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